Me levanté entre asustada y
decidida a encontrar el error y me dirigí hacia una chica con uniforme que
estaba yendo hacia el puesto de embarque para sellar los tickets del grupo de
personas que ya hacían cola para entrar a su avión.
-Hola.
-Tiene que ponerse a la cola para
pasar.
-Si, si osea, no… No es eso. - La chica llevaba el uniforme rojo de la
aerolínea, compuesto por una falda de tubo hasta la rodilla y una chaqueta de
botones que parecía dificultarle bastante la respiración pues le subía el pecho
hasta el cuello.
Me miraba con un deje de
superioridad que preferí ignorar y continué.-¿Sabe si ha pasado algo con el
avión de Canadá?
-Póngase a la cola y espere su
turno, por favor.
-¿Pero ha pasado algo? Tendría que
haber llegado a las 12 ¿No?
-He dicho que se ponga a la cola y
guarde su turno.
Miré de soslayo la cola y a cada
segundo su final se alejaba más así que insistí por última vez.
-Es solo una pregunta y no puedo
esperar tanto.
- Vamos mujer, ponte a la cola, no
tenemos todo el día.- Dijo un hombre de voz grave y rugosa. Llevaba una
gabardina bastante ancha y doblaba la altura a la mayoría de los que estábamos
ahí.
-Perdone yo…- Y antes siquiera de
poder acabar la frase dos policías se acercaban hacia nosotros con la vista
fija en mi.
-¿Algún problema?
-Esta chica no quiere ponerse a la
cola.
-¡Solo quiero encontrar a mi
hermano!
-¿Lo ha perdido?
-Tendría que haber llegado hace
casi media hora de Canadá pero no le he visto.
-¡Por el amor de Dios, ¿Es que no
vamos a subir al avión?-Interrumpió de nuevo el señor con gabardina, le lancé
una mirada asesina y me di cuenta de algo extraño en el.
Sujetaba con fuerza la muñeca de otro hombre que iba a su lado,
llevaba una gorra roja que le cubría parte de la cara y gafas de sol,
permanecía detrás del señor con gabardina como si le perteneciese.
-Acompáñenos por favor, buscaremos
alguna solución.- Me dijo el otro guardia tranquilizadoramente.
-Bien, gracias.- Respondí mirando
al agente.
Ambos comenzaron a caminar y yo les
seguí aliviada de que alguien me hiciese caso pues mi prioridad era encontrar a Lucas y no discutir con la amargada azafata.
Antes de alejarme mucho, volví la vista a la cola y para mi sorpresa el hombre con gorra y gafas me miraba fijamente.
Lo se porque esa mirada parecía atravesar los cristales de las gafas de sol y los pocos metros que nos separaban como si yo fuese una marioneta controlada por esta... Y me sentí plenamente culpable.
By: Kiissy
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