A través de un raído mantel, se escondía una bola de
pelillos grises y tililantes ante cualquier movimiento, muerta de miedo apenas
salía a comer por lo que la piel caía a los lados de sus costillas, marcándolas
fúnebremente.
De patitas rosadas que limpia con esmero, luego los
bigotitos y por último sus orejas. Un día, dispuesto a tentar a la suerte por
un hermoso trozo de queso, nuestro peludín amigo, Ratita Gris, se dispuso a ir
en su busca…
Sabía que era de noche, el momento más peligroso para salir,
también lo era cuando su familia decidió irse a vivir a un sitio mejor, él
decidió quedarse, pues veía el exterior como una trampa mortal.
Pero nada más sacar el morrillo bajo los tristes faldones
del mantel ¡Que desagradable sorpresa la suya, al toparse de frente con una mosca!
Su corazón bombeó sangre más rápido que la luz y tembló
acurrucado en un rincón hasta que salió el sol, entonces ya escarmentado y sin
intención de salir volvió a acicalarse.
-Para que salir, si además ese jugoso trozo de queso ya no
estará ahí…-Inhaló un par de veces, cortitas, pero suficientes como para volver
a percibir el olor. El queso seguía ahí.
Sin pensarlo dos veces guiado por sus instintos se lanzó a
toda prisa fuera de la mesa hacia la otra punta de la polvorienta habitación.
Al llegar exhausto, clavó sus débiles uñitas en el queso y
se abrazo a él mientras lo mordisqueaba con los ojos cerrados por el placer lo
que parecieron horas.
Con la tripa llena volvió a su refugio satisfecho y feliz,
nunca volvió a pasar hambre pues tras ese éxito… En cuanto veía comida salía tras
ella…
Las verdaderas trampas mortales somos nosotros mismos y las
limitaciones que fingimos tener por no esforzarnos.
By: Kiissy
Que monoooo el ratón XD XD La foto del final te ha quedado genial.
ResponderEliminaroh si! sigamos a la Ratita Gris y a comerse el mundo!!!!! Me encanta!!!
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