jueves, 7 de febrero de 2013

Rudy no huyó.

Hola, me llamo Rudy y provengo de entre las olas del mediterraneo pues mi padre fue un pirata y mi madre su tesoro enterrado.
La historia que voy a narrar no es más que un mero recuerdo que últimamente divaga perdido entre mis pensamientos y el porque es difícil de entender pero intentaré explicarlo mientras voy narrando.

Érase una vez un cielo tan oscuro que ni las estrellas encontraban sitio en él.
Bajo este nada se movía sobre la árida llanura de tierra que enmarcaba el mundo entero, nada, excepto un pequeño corazón dentro de un cascarón.

Entre las grutas de polvo seco que llevan hasta el mismísimo centro del planeta, latía incansable, sin paz ni gloria haciendo bombear puro fuego por entre sus venas y a su alrededor un diminuto cuerpo incandescente refugiado en su huevo permanecía inmutable, escondido en la noche.

Este corazón fue creciendo al igual que el cuerpo y su cascarón hasta que sus huesos se hicieron tan resistentes que ni siquiera el fuego los consumía, las llamas que lamían todo su cuerpo desprendiendo algo que hasta ahora había estado prohibido: calor, luz... Esperanza.

Y así se rompió el huevo, una vez nació el dragón desgarró con sus alas el pequeño espacio en el que había permanecido hasta ahora, la cáscara quedó enterrada entre llamas y tierra.

Este ser podía ver, podía sentir, respirar, escuchar... porque él mismo llevaba consigo la luz que se lo permitía, sus llamas consumían todo lo muerto a su alrededor, y excavó un túnel hacia la superficie.

La oscuridad no estaba preparada para algo semejante, el dragón salió del agujero desprendiendo tanta luz por entre cada una de sus escamas que parecía a punto de estallar.
Elegante y joven se quedó entre el orificio del túnel excavado y el desolador paisaje de la noche desvelado por primera vez.

Salió poco a poco, estirando sus alas y lanzando suaves rugidos de placer como ronroneos. Y lo mejor es que él no huyó como las estrellas, ni siquiera esperó a encontrar su lugar en esa tierra hostil, fría y oscura, donde nadie ni nada podía vivir....

Él tan solo voló hacia el firmamento por primera vez encontrado a través de su resplandor, cuya potencia era tal que a cada batida de alas iluminaba más allá de lo que la vista puede alcanzar..

Y en ese momento las aguas muertas alabaron al dragón en forma de olas de la alegría de poder ver su transparencia y llegaron mucho más lejos de lo que nunca se hubiese imaginado.

Lo que aparentaban ser grumos de tierra seca ahora bañados por las olas y por la luz florecieron en brotes verdes con flor.

Extrañas formas en el cielo cual algodón se formaron y flotaron abriendo paso a nuestro dragón. Las nubes, el mar y las plantas se habían formado gracias a la luz y el calor...

Este dragón se llama como yo y una vez vio acabada su labor, miró por última vez el mundo creado gracias a su ahora enorme e incandescente corazón y se replegó por el mismo túnel que cavó para salir.

¿Que Qué ha sido de él?

Pues habita en el núcleo de la tierra procurando administrar todo el calor posible para que no se agote nunca y cuando la noche se hace muy cerrada, sale a dar una vuelta para iluminar el mundo y crear las mañanas.



By: Kiissy

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