martes, 13 de agosto de 2019

Una llamada de Valencia

"Recibió una llamada de Valencia y te puedes imaginar su cara cuando le dijeron..."

¿Cuál pensáis que es el final de esa frase?

Para Rose estaba tan poco claro como para vosotros. Bajó las escaleras despeinada, sintiendo la casa rara, un ambiente tenso que venía de la cocina. Sentía que se había despertado varias veces durante la noche, por ruidos en el piso de abajo y algún que otro llanto que atribuyó a los sueños tan movidos que tenía últimamente. 

Aferrada a su taza de café en la esquina del sofá empezó a ver la televisión, tranquila, esperando a que el día no fuera tan turbulento como había augurado al principio, pero Rose tenía muy buena intuición, nunca fallaba y esa vez no iba a ser diferente. Eso de que el día discurriera tranquilo eran más sus ganas que la realidad.

Ese día iba a cambiar el transcurso de todo lo que conocía hasta la fecha. Su relación, sus amistades, su familia, su casa...

Su padre entró al salón, como si lo supiera todo, como un chulo, fuerte, como si tuviera que ejercer la labor más importante de su vida y detrás ,como un lince herido que sabe que es el último de su manada, con las orejas gachas detrás de él, la madre de Rose.

El hombre cogió una de las sillas de la estancia y se sentó cara a cara ante una cría abrazada a su café que aún humeaba, signo de que era demasiado pronto esa mañana para pasar a una acción tan abrumadora como la que estaba aconteciendo.

Porque el final de esa frase estaba cargado de miedo, duda, decepción... Y es que el padre acabó la frase tal que así:

"... Eres escritora, nos han dicho que te han encontrado en internet, escribiendo... ¿A eso te quieres dedicar toda tu vida? ¿Con esas historias fantásticas quieres que te conozcan?"

"Sí, ¿qué tiene de malo?" Respondió Rose con un nudo en el estómago.

Ese fue el inicio de todo, el final se resume en que todos los actos tienen consecuencias. Adivinen ustedes a quién le tocó pagar las malas.



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