miércoles, 6 de mayo de 2020

Débil o fuerte

El momento en el que entiendes que el perdón y la comprensión nos hacen libres te das cuenta de que el cobarde es el que lo acepta y entiende todo. 

Al empatizar anulas tu moral para comprender la del otro. Aunque sea temporalmente. De hecho esto es algo muy bueno, nos permite ser mejores personas y nos da flexibilidad emocional.

Date cuenta que no nos asusta tanto en este contexto el término anular tu propia moral con el fin de ponerse en el lugar del otro y facilitar una vía de entendimiento... 

Pero en cambio, si ese mismo término lo usamos en cuestiones del amor la cosa cambia como por ejemplo: Anular la propia moral con el fin de satisfacer los deseos sexuales, sociales, económicos, familiares, etc... de la pareja. 

Ya no lo vemos como algo tan bonito y banal.

El débil empatiza, el fuerte argumenta hasta que deja su huella en la otra persona (es decir, le cambia la forma de pensar o actuar) o hasta que se cansa de intentarlo y se va con su moral intacta a otro lugar en el que encaje más.

Pero ¿Qué pasaría si todos quisiéramos ser fuertes? Dudo mucho que una madre alentara a su hijo a ser un débil... De hecho débil tiene unas connotaciones verdaderamente horribles para la autoestima de las personas, mira lo que dice la RAE:

DÉBIL:

1. De poco vigor, fuerza o resistencia
2. que por flojedad de animo cede fácil ante la insistencia o afecto
3- Escaso o deficiente en lo físico o moral

Por eso nos enseñan que ser fuertes es entender a todo el mundo, ser bueno, compasivo y comprensivo... ¡y no les quito razón!

Pero hazme caso y no seas tan fuerte. El débil es el que primero descansa tras un combate.

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