martes, 1 de diciembre de 2020

Era 2 de diciembre

Era diciembre, 2 de diciembre. 

Vi un largo camino a la derecha, las rocas color coral y azufre que adornaban los laterales me parecieron cosa de magia así que empecé a andar. 

Ese día mis pensamientos iban como balas, que volaban hacia todas las direcciones a gran velocidad y lo único que me mantenía ligada al presente eran las frías puntas de mis dedos que se estaban poniendo coloradas a pesar de llevarlas en los bolsillos.

Los días de esa semana se me habían hecho eternos, pero sentía que algo grande iba a pasar... Suponía que era un desesperado recurso de mi mente que me decía "aguanta, tras un gran esfuerzo llega la recompensa".


La chaqueta de lana que llevaba empezó a cubrirse de pequeñas picas blancas. No podía creerlo... ¡Nieve!

De golpe dejaron de importarme los pensamientos de cansancio y el dolor de mis dedos congelados. ¡Estaba nevando! 


Cuando miré hacia arriba vi un pequeño destello, algo fugaz pero no estaba en el cielo así que no podía ser una estrella...


Volví a mirar, hacia arriba pero la inercia me hizo seguir caminando cuando desistí de encontrar algo... Pero algo volvió a llamar mi atención.


-¿Hola?- Pregunté- siempre me habían parecido muy tontas las protagonistas de las películas que preguntaban al aire si había alguien... Pero es que de verdad había escuchado algo esconderse tras una de las rocas de los lados del camino.


El tintineo que había escuchado, para mi sorpresa, volvió a sonar y se hizo más intenso.


Me acerqué cuidadosamente e incrédula me choqué con unos grandes ojitos mostaza y leña chisporroteantes de alegría.

-¡HOLA!

-¡AAAAAAAAH!

-Oh... ¿Te he asustado? Lo siento.

El ser de luz apagó despacio el aura brillante de su alrededor y se me quedó mirando. 

Mi estupefacción no me permitía moverme, pero pude preguntarle si era un ángel.

-¡Qué tontería!- exclamó ella, al empezar a reírse volví a escuchar el tintineo y su luz brilló de nuevo con fuerza. - Yo soy un hada 


-Un hada.

-Sí, eso he dicho. 

-Un hada...

-Que sí, un hada.- Revoloteó algo ansiosa delante de mi y añadió- Oye, ¿te ha gustado?

-¿El qué?

-La nieve, que va a ser.

-Un hada...

-...

-Un hada que hace nieve

-Creo que mi rey tenía razón, es muy difícil hablar con humanos... Yo quería hacer una amiga, ¿sabes? Antes de reencarnarme en humana quiero decir.

Yo no podía mediar palabra, aunque tampoco hacía falta, parecía que el hada se bastaba por si misma para hablar por los codos.

-Pues es que me daba un poco de miedo venir aquí como humana, ya sabes... Una cosa es hacer la nieve y pintar las piedras, el césped, hablar con los animales... Y otra muy distinta venir aquí a disfrutar de ser humana. 

El pequeño ser me contó que las hadas trabajan toda su vida para pintar el mundo y crear almas. Cuando mueren vienen en forma humana a disfrutar del trabajo de todos esos años, pero no recuerdan nada de su vida de hada.


-Osea ¿Que soy un hada?

-Fuiste un hada

-Pues mi vida no parece un regalo...

-¿Cómo que no?

-Estoy agotada...

-Bueno... ¿Quieres que sea humana contigo?

-¿A que te refieres?

- Dame tu mano.

Le tendí la mano sin saber muy bien lo que hacía y el hada me cogió el dedo índice- ¡Querida...! Ejem...

-Lourdes, me llamo Lourdes.

-Vale, ¡Querida Lourdes te prometo que el 2 de diciembre de 1992 un hada llegará a ti para hacer que tu vida sea toda una aventura extraordinaria!

-¡1992! ¡Eso es dentro de 15 años!

-¿Cómo quieres llamarla?- Ignoró mis exclamaciones y siguió divagando- A mí me gusta Leire, suena musical... Porfa, ¿Podrás llamarla Leire?- Yo asentí con la cabeza.

-Ya verás... Será la flor más bonita de todos los jardines que he pintado en mi vida... ¡Como una preciosa rosa!

Tintineó y brilló tan fuerte que tuve que ponerme la mano delante de los ojos. Cuando retiré la mano, estaba sola.

Sola en un camino pintado por hadas, con nieve líquida en mi chaqueta y con la boca abierta me quedé ahí...

Seguí caminando pero lo que no pude ver es el destello que atravesó la espalda. Un destello lleno de magia y mucho polvo de hadas que hizo que olvidara todo lo ocurrido esa tarde... hasta hoy. 


Felices 28, mi rosa.




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