Cada una de las palabras que digo las dejo salir sin apenas pensar, así como me infravaloro a mi no tengo en cuenta que lo que haga o diga no va a caer en saco roto, hago daño y cuando me doy cuenta, trato de rectificar, pero me dejo llevar, me engaño aparentando que todo va bien, que mi actitud es intrascendente y así es como al final todo sigue igual, las cosas empeoran y te das cuenta de que todo puede ir siempre peor de lo que va.
Ahí, justo en ese momento todo lo que has dicho te vuelve a ti, como un karma instantáneo, entrando de nuevo hasta lo más hondo de tu ser como aceite hirviendo por tu garganta, pecho... Y al final te arrebata la poca cordura que te queda haciendo que rompas en llanto, que estalles en angustia...
No es algo efusivo este final, tan solo te sientas y te dejas llevar en la soledad porque ya no quieres seguir luchando por mejorar las cosas, porque hacerlo sería algo realmente estúpido.
Las nauseas te atrapan, de pronto solo sufres y te duele el pecho como si ahí dentro realmente hubiese algo con valor, algo de lo que ni siquiera te sientes merecedor... Te sientes realmente horrible.
Si tengo la capacidad de control emocional de un ladrillo, lo siento, pero hasta el momento es así.
Todo esto se resume en errores, malas decisiones, sufrimiento, más sufrimiento, algo más de sufrimiento, otra mala decisión y como guinda más infravaloración y desconfianza hacia ti mismo y eso es todo...
Así es hasta que te consumes, pierdes toda la entereza interna que tenías y no se si algún día podré avanzar pero de momento, no lo parece.
¿Que cual es el inconveniente? perderme a mi misma, a todas las personas importantes de mi vida y todas las oportunidades de cambiar.
viernes, 22 de marzo de 2013
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