Respira flojo, no sientas, no relajes, no tragues, no te muevas... el truco está en pasar desapercibida, hacerte han minúscula como una mota de polvo o tan gigante que te pases de universo y toques una nueva dimensión o quien sabe, los propios pies de Dios.
Si llegas pregúntale. Todo lo que quieras. Lo que sepas y lo que ni. Tu pregunta. Desde lo que más te concierne hasta lo que menos te incumbe. Pregúntale pero lo más importante, no esperes respuesta, no le des un resquicio para aclararse su divina garganta y comenzar a hablar pues esta´ras perdiendo el tiempo. Él está ahí, simplemente, te guste o no y ni se inmutará si sufres, si no entiendes nada, dará igual, lo único que hará es asentir su desdibujado rostro y dejar caer una lágrima de comprensión, como la más mundana del mundo.
By: Kiissy
viernes, 18 de octubre de 2013
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