FRAGMENTO DE LIBRO:
La primera confesión de amor me salió del alma, no se lo dije a la persona de la que estaba enamorada, se lo dije a mi madre "mamá es que le quiero".
Mi madre se rió y a mí me ardió la cara, recuerdo fuego en las mejillas y la garganta.
Cuando ella quiso rectificar, ya era tarde para parar mi vergüenza. Me levanté del taburete de la cocina y me fui al salón a fingir con el nudo en el pecho que no pasaba nada, que era una tontería.
¿El primer amor una tontería? Lo dudo.
Cuando me quité las ganas de vivir esa primera fantasía, me volví a enamorar, pero esta vez mi madre no se rió, se preocupó "ve con cuidado" me dijo.
Y yo le contesté, "no te preocupes mamá que es solo ir a tomar algo, una tontería". Unas 10 tonterías después, estaba saliendo con él y así fueron algunos años de felicidad y un par de engaños.
Recogí los trozos de corazón que se me quedaron, sumados a las decepciones propias y normales de ir acumulando años.
En algún momento pensé en aquella primera confesión de amor y rápidamente me dije, eso es una tontería, tampoco hubiera acabado bien... Entonces me forzaba a seguir y sonreía.
Seguí así, cada vez más airada, más desdichada, buscando un radicalismo emocional en el cuál conectar con alguien que me dijera, "esto no es una tontería, entiendo que te duela".
Y la encontré a ella, me lo dio todo y también me quitó la primera venda, volví a confesar que estaba enamorada, esta vez con más miedo que vergüenza y por esto me dijeron: Esto está mal, tú estás mal, esto es una vergüenza.
De una tontería a una vergüenza, que manía con despojar a mis cosas de los adjetivos que de verdad las acompañan.
Se esfumó, se agotó, como todas las cosas a las que se dañan.
Entonces, de nuevo, quise decir: mamá estoy enamorada
Pero ya no me salió, lo guardé dentro y preferí esforzarme en que esta vez de verdad funcionara.
Me esforcé tanto y me callé tanto que cuando tocó decir cómo me sentía, vi un invierno en el que esta vez era a mí a la que no se había cuidado.
Perdí a mi mejor amigo, perdí las ganas de decir ese te quiero que es para toda la vida.
Ya no creo, de verdad que no quiero.
- "Mamá, yo ya no me enamoro"
- "Eso es una tontería"