Una chica despeinada, con trenzas o sin ellas siempre está revuelta.
Prepara tortilla francesa para cenar, sin Torre Eiffel ni croissant que valga pero ella ya se siente un poco mejor, tal vez más sana si le añade una manzana de postre.
Se distrae con sus manos de pianista sin teclas ni cuerdas y a veces danza de madrugada por los pasillos en penumbras cuando todos siguen durmiendo porque ella ya no tiene sueño.
De adolescente descubrió que las pesadillas no existen si en el subconsciente hay hambre de aventuras. Dentro de la cama remolonea cuando despierta, pero nunca se levanta más tarde de las nueve y media. El colofón final son sus pestañas que se alargan sin maquillar al fuego lento de sus lágrimas y esta poesía no tendría nombre si no fuese por su sonrisa. Ella se llama...
By:kiissy
Dios mío, ¿cómo se llama? Me has dejado con la intriga.
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