No hay nada mejor

No hay mejor sentir que ese que te llena el pecho. Repleto de grandes esperanzas, hinchado de tus dedos, de tu sonrisa... Y es que esa maldita me ocupa media vida. 

Entonces, me rocé con el límite, que es cortante y palpita. 1 y 100 veces me convencí de que la magia que teníamos era para siempre. 

En ese momento descubrí, después de remar 1 y 100 millas con heridas en sal, que no hay nada mejor que sentir esa libertad al recordar, después de que te fueras, que la magia seguía en mí, sin ti. 

Cuando dos pierden

Cuando dos personas se pierden, siempre hay una que pierde más que la otra y siempre hay una a la que le duele más que a la otra. No suele ser la misma persona.

Al tiempo, las tornas cambian, y cuando ya ninguna siente, empiezan los recuerdos que reavivan las llamas. Incendios y lacras.

No es de tontos, es de humanos, sinónimos de idiotas. Y así pasamos la vida, girando y dando vueltas en una carretera que va cambiando las vistas. Al principio te sumerge en el paisaje y con el tiempo llega el olvido, aunque las almas tengan memoria, las cabezas ya están llenas de otras vistas.

"Recuerda que siempre hay rutas alternativas que visitar".