Bajo mi cuerpo Velázquez galopaba hacia él. El toro que me daría la gloria en la plaza, ganadería Hernandez, 550 kg. Nada ni nadie puede detenernos ahora, el quieto en medio de la plaza y nos mira, le miramos y retomo el galope hacia él esperando moverle hacia a mi y por suerte, lo consigo.
Casi a punto de que sus cuernos toquen el pecho de Velázquez, quien fiel y confiado aguarda hasta el último momento para hacer un corte. Acabo con él con una estocada de espada perfecta.
El público alaba y aplaude yo palmeo el cuello de mi caballo y luzco sus movimientos tras unas vueltas al ruedo, paso Español, baile a son de palmas... Ellos aplauden en pie como locos, la música de la banda ánima aún más al público quien ya levantan sus almohadillas y pañuelos, ahora todas las miradas fijas en el presidente de la plaza.
Miro a mi padrino quien me guiña un ojo desde barrera en la puerta de cuadrillas veo a mis compañeros y amigos, también pidiendo mi triunfo a gritos pero sigo sin encontrarla a ella hasta que, en contra barrera la tengo en pie, sonriéndome emocionada, aunque dudo que mucho más de lo que yo lo estoy. El presidente saca dos pañuelos blancos. ¡Dos orejas!
-Hoy saldré por la puerta grande, como los buenos maestros- así desmonté mi caballo y dejé que se alejase hacia los establos solo, dónde un mozo le recogió y lo guió fuera de la plaza. Di la vuelta al ruedo con los brazos en alto cogiendo mi premio, que no era más que una victoria que quedaba cubierta en mi camino por claveles y grandes sentimientos.
La tauromaquia es un arte y una gran tradición. Los sentimientos anti taurinos son tan respetables como los taurinos, pero una cosa es expresar tu opinión acuerdo o desacuerdo con un tema otra cosa es prohibir una pasión, una feria y una diversión, algo que nos representa, para lo que mucha gente dedica su vida entera y les da de comer cada día. Estoy dispuesta a creer que puede ser atroz matar a toros de esta manera por su cierto parecido a los juegos Romanos dónde la gente disfrutaba viendo morir a humanos y animales, luchando por su vida... Pero hay que tener tres grandes cosas en cuenta:
1ª ¿Vale lo mismo la vida de una persona que la de un animal como para querer la muerte para el torero por parte de toro?
2ª ¿Vale la pena luchar y acabar con esta alegría que es para tantísima gente invirtiendo todos nuestros gastos y esfuerzos cuando en este mundo aún hay asesinatos entre humanos, cuando se practica la ablación en países como Somalia y hay pobreza extrema manipulada por dictadores y horribles personas?
3ª ¿Seguiríamos teniendo criaderos de toros en España sin la tauromaquia?
Diferenciar quien es aquí el asesino puede resultar tarea difícil ante el ignorante pero por nada del mundo hay que dejarse llevar y hay que luchar por lo que se quiere.
Rui Fernandes Rejoneador.
By: Kiissy