Aquí sentada pierdo la paciencia queriendo dibujar con mis dedos unas letras que me indiquen el camino, que cierren la maleta.
Y es que aunque esté a reventar algunos sueños le quedan por guardar. Sin embargo aquí estoy, malgastando espacio y derrochando los latidos en tinta negra de 2,50.
Estudiando un futuro que es práctico y pragmático, me repito.
A lo que me refiero es al infierno de tener el mundo en tus manos y guardarlo para luego, porque hay obligaciones que ni siquiera me dan dinero pero si no las cumplo me quitan el tiempo, me quitan oro.
Les recrimino a las estrellas que hace mucho que no se mueven para mi y así es, ellas me recuerdan todas las veces que mentí, que naufragué y
entre sus vértices de punta a punta el infinito exploré.