martes, 29 de octubre de 2019

Asustada

He vivido asustada mucho tiempo. Continuamente ida por no saber como afrontar las situaciones, alegrándome por las horas de tregua emocional que me daban y aun así en una tensión continua y constante.

Cansada, muy cansada, rebelándome por ir a tomarme sola el café de la mañana a una cafetería en la que no fuera a cruzarme con nadie. Desafiando a mis emociones queriendo construir algo bueno dentro de unos cánones sociales. Tragando y tragando pero no solo cafés, también palabras, rabias, enfados y aguantando que hacer cosas buenas sean vistas como algo malo.

Como los juicios de algunas personas desde el sofá de su casa hacia el que se pone un chaleco salvavidas para meterse en el mar y salvar a un grupo de niños inmigrantes que acaban de llegar en una patera. Que si está bien o que si está mal... Hay cosas que simplemente no deberían estar en el juicio u opinión pública. 

Lo políticamente correcto solo sirve cuando no vulnera los derechos humanos. Lo que es bueno y lo que está bien en el mundo debería considerarse patrimonio de supervivencia. Y lo que a veces se ve como cultura debería someterse a un juicio justo bajo esta cuestión de razón.

He vivido asustada días que deberían haber sido de alegría, he sentido muchísimo miedo cuando debería de haber habido puro reto y emoción. Primeras maravillosas veces convertidas en ataques de ansiedad y dolor de estómago.

No hay justicia para los que se escudan en lo de "tu libertad acaba donde empieza la mía". Tus límites libertarios se sostienen en una base de control, odio y temor. Tus límites impuestos a la libertad no son más que un intento de extender tus imposiciones camufladas en compasión.

Asustada vivo y vivimos muches. Asustada porque no va a cambiar nada, asustada porque el mundo es muy grande y hay libertades que no entienden de sonrisas.




martes, 22 de octubre de 2019

Siempre llegan

La gente se pelea en las fronteras, luchan por tener la vida que siempre anhelaron y pretenden dejar en una ciudad lo que ya no quieren, para ser un país donde nada falte.

Pero hay incoherencias que, por absurdas, son ciertas. 

Miedos que por sin sentido, siempre aciertan.

Y malos augurios que por gafes, siempre llegan...

Como por ejemplo, que noches de dolor se alarguen hasta la mañana.

Que las puestas de sol se acaben cuando salga la luna.

Que la sed llegue cuando se agote el agua.

Y que el frío apriete cuando ya no me quede el abrigo de tus brazos.

Que todo se apague cuando ya nada me consuele.




sábado, 19 de octubre de 2019

Estoy atrapada

Me he quedado encerrada en una barrera mental que se corona con los miedos del qué dirán.

Atrapada en unas imágenes que me condenan como a una superviviente en un mundo de norma.

Me he quedado entumecida con los recuerdos de un pasado y un posible futuro.

Pero ayer yo soñé con flores zarandeadas por el viento, descargando polen de sus semillas en el aire como si el mundo fuera a cámara lenta.

Mi cabeza repasó uno a uno todos los colores que concibe, imaginé formas y tonalidades bajo el sustantivo de flores. También te soñé sin ropa, luego me vi teniéndote y las flores seguían abriéndose en un segundo plano ahí, en mi mente. 

Me sentía poderosa y con necesidad de dejar que salga como un río de sangre en la garganta.

Y hoy veo la cárcel en mis articulaciones, me da frío en los huesos de los hombros y las rodillas, es como llevar grilletes en los tobillos y me atrapa en el mismo cepo el estómago, pulmones y corazón.

Lo que debería humedecerse no lo hace ya. Los colores de las flores se han difuminado y sus siluetas tienen menos variantes, menos arte, pero siguen ahí y hoy sigue siendo un día para elegir ser el propio polen de esas flores, un día nuevo para quererme, un día nuevo para ver que solo debo preocuparme de mi mente. 

Me he hecho la vida que quería, pero siempre queremos lo que no tenemos. Esa es la cárcel, ahí se pierden los colores, ahí se hunde el pecho, ahí se rompe el movimiento de mis huesos... Ahí se va a quedar el último beso.

Porque estoy atrapada, igual que tú, pero yo no soy tu salida, ni tu serás nunca la mía.



Qué buen momento

Qué buen momento para ser una pieza más de la partida y salir del tablero. Qué buen momento para saltar, aunque sea demasiado hacia arriba. ...