Yo no quiero dedicar mis libros, pocos merecen merece esa dedicatoria...
No voy a manchar mi esencia. A las que se lo dedicaría... ya sabéis todo el amor que siento y solo queréis lo mejor para mi, como siempre habéis hecho, por eso sé que me perdonaréis que solo os lo dedique de corazón y pensamiento.
Esa primera página, estará en blanco.
Quiero ver las líneas deslizándose por el párrafo invisible y un punto negro, contundente y sólido, tal que así.
Empezar la casa por el tejado siempre ha sido una buena forma de revelarse. Así que ¿por qué no empezar la historia con un punto final de una dedicatoria que nunca se escribirá?
Además, un punto es tan preciso y rotundo que solo tocará el corazón de quién supo amar la tinta tanto como yo.
Y punto.
miércoles, 6 de mayo de 2020
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