La noche se presentaba larga. Las casas cerradas con cadenas, trozos de madera y todo aquello que los pueblerinos encontraron en los descampados de alrededores, desoladores por el día y tenebrosos por la noche.
Rodeado de sentimientos como un aullido rasgando la noche, un viajero pasaba silencioso por las calles guiado por el único rumor que se alzaba sobre el silencio, Una taberna.
-¡Santiago montaraz, que rule la cerveza!
-¡Vicente amigo mío!
Sonoras risotadas despertaron a un borracho en la barra. Hizo un gesto al tabernero para otro tinto.
-Amigo mío... Ya has bebido de sobra.
-En estos tiempos que corren...-Susurró el borracho.
-¡Déjalo Sam y tu Mike, sírvenos otra ronda!
Mike resignado y suspirando dejó el vaso que limpiaba y lo llenó del líquido magenta.
-Pronto las cosas cambiarán...
-Déjalo estar y toma tu tinto-Dijo Mike tendiéndole la bebida.-El viejo Sam y sus cosas de borracho...-se alejó murmurando a atender a dos señoritas que acababan de hacer presencia en la barra. -
-Buenas noches, ¿Qué les puedo servir?
-Dos copas de mosto caballero.-Dijo la rubia.
-¿Y vos?- le dijo a la morena.
-Dije dos copas de mosto, estamos servidas-Dijo de nuevo la rubia apartando a su amiga, quien sonreía a Mike y fueron a sentarse en la mesa de la esquina.
-Eh Mike, ¿Qué pasa?
-Hola Fran, nada, dos señoritas difíciles. Voy a ponerles el pedido, ¿Quieres tomar algo?
-Nada amigo, descansa un poco tenemos que hablar de... Las Fronteras- Susurró lo último inclinándose hacia Mike.
-Cuéntamelo todo.-Dejó las copas de mosto y se apoyó frente a su amigo.
Fran dejó el sombrero en la barra y narró con pelos y señales su encuentro con un misterioso viajero.
-Ha flanqueado las colinas en llamas.
-¿A pie?
-A caballo, lo vi con mis propios ojos, se dirigía hacia el pueblo, a paso tranquilo pero no ha parado ni una vez.
-¿De cuanto tiempo estamos hablando?
-Le vi en la frontera al amanecer y aparecer como el propio diablo tras las llamas a media mañana, he vuelto en cuanto he podido.
-Si no ha acelerado el paso debe estar por...
-Debe estar a dos horas de camino.-Dijo la mujer rubia que mantenía la postura tras Fran con los brazos en jarra mirando fijamente a Mike.- Ahora danos nuestro mosto tabernero.
-Señorita no es de buena educación escuchar conversaciones ajenas-Dijo Fran encarándola.
-Tampoco lo es blasfemar, ese hombre que decís capaz de flanquear las colinas no puede ser real.
-¿A, no? Y como estáis tan convencida... Seguro que tanto vos como vuestra amiga no tapiáis las puertas y ventanas cada noche para que ningún secuaz capaz de hacer lo que este viajero venga a violaros mataros y secuestrar a toda vuestra descendencia.- Dijo Fran alzando la voz a cada palabra.
-¡¿Y quién sois vos para hablarme así?!
-Yo soy el que cuida de este pueblo. Tomaos el mosto y volved a casa con vuestra familia.
Sandy con el ceño fruncido selló sus labios llamándole como poco, astroso en su mente. Miró hacia la mesa donde su amiga hablaba con el tabernero y tomaba el mosto a tragos cortos muy coqueta.
-No puede ser...- Lamentó Sandy una vez recuperada la calma y vio como unas pequeñas gotitas en la ventana caían por fuera antes de interrumpirles.
El viajero comenzó al trote, su capa ondulaba al viento y la capucha le protegia de las pequeñas gotas que amenazaban por convertirse en una buena tormenta.
-Tengo que darme prisa.- Pensó.
A pesa de todo apartó la vista del camino para fijarla en las llamas que ondeaban los límites del pueblo. Sus ojos negros reflejaron por última vez la chispa del fuego y continuo su camino a sabiendas de que tendría que pasar la noche bajo techo y perder una noche más antes de llegar a su destino.
By: Kiissy
martes, 26 de junio de 2012
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