Nunca vamos tarde, solo a destiempo. Atrapados por un vaivén de fracasos que debemos tomar como enseñanzas, de malas épocas en las que se te dice que "nada es tan malo, depende de cómo te lo tomes".
Hay un trabajo detrás de cada persona y de cada sonrisa, hay una decisión de seguir vivo ese día, decisiones que no te planteas conscientemente, pero que ahí están.
Necesitamos milagros y versos.
Más ratos a solas.
Más música que nos revuelva.
Más días de "y por qué no", pero que nos salga a nosotros mismos, no que nos presionen para hacer algo.
Hagámonos valer de la razón en equilibrio con el corazón para seguir decidiendo que todo vale la pena porque no llegamos tarde,
solo a destiempo.
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