Para los celtas, el invierno es el inicio de todo. Para el resto de mortales también. Prácticamente todas las culturas del mundo, incluso aquellas que se guían por el calendario lunar, comienzan el año en esta estación.
La leyenda celta cuenta que el día del solsticio de invierno, el sol vence a la oscuridad porque a partir de ese día, la noche comienza a alargar y el sol permanece unos instantes más tal y como avanzan las semanas. Así es como en el mes más frío para este trozo de universo, la vida empieza con el hielo y las chimeneas encendidas.
Nos han enseñado que a la vida se juega con una mano, que el disfrute es en verano y que el resto es trabajo. Pero no es así. Las flores que en primavera lucen radiantes se celebran en diciembre. Cuando el frío congela tus manos y todo cuesta un poquito más, es cuando la vida comienza a germinar.
Por eso, si te está costando, si tienes frío por dentro, si te tiemblan los huesos y no te queda resuello... Tranquila, es que lo bueno está despertando.
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