domingo, 5 de mayo de 2019

A ver si me lees

A ver si me lees, ahora que me he tenido que hacer amiga de este frío, reconocer cómo me separa la piel de los músculos y me los congela hasta notarlos más rígidos que los propios huesos.

A ver si me lees tú. Tú que alardeas de libertades y decisiones, las que te han llevado a la ruina y las mismas que quieres que tome yo. 

Tú, marinero y capitán, a ver si la sal llena la cuenca de tus ojos, a ver si el agua te llena los pulmones hasta que ardan, que no respires, que tengas frío. El mismo que me haces pasar cada vez que me miras decepcionado.

Púdrete en tu isla, a la que has llegado navegando solo en tu velero de asta negra y proa hundida.

No me arrastres porque tu ir contracorriente es mi marea y viento favorable.

No hay estrella del Norte que coincida con la tuya en mi mapa. No tengo sueños de los tuyos, de esos con ojos cerrados, yo los tengo con la mirada despierta y la risa fluida. 

Si me sigues provocando frío, aprenderé a leer braille pasando los dedos por mi piel. Si no me dejas ser libre de mente, nunca lo seré de cuerpo. Si para ello tengo que matarte, lo haré para mis adentros.




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