martes, 25 de octubre de 2011

En busca de la llama (I)

El ángel miraba sus manos desconsolado, entre ellas una llama se apagaba, iluminándole el rostro con su último aliento. Luego todo se apagó dejando un olor a carbono azufre y fresas. 
Ahora en adelante tendría que caminar a tientas y no podría seguir de las rentas. 


Se acercó a la orilla del claro y llamó a las sirenas para que le dieran fuerzas.


-¿Qué vienes a buscar criatura alada?


-Las fuerzas que he perdido al apagarse la última llama en mi palma... No puede hacer nada yo...


-De nada sirve ahora contar aquí la historia, la llama es fuego, es luz de vida. No encontrarás oro buscando en un cenagal, tampoco llamas en el claro de la hermandad, reino de agua.


-Entonces no podré sustituirla jamás.


-No creo que haya pronunciado esas palabras exactamente. 


-Y qué debería hacer.


La sirena entornó los ojos y miró alrededor.
-Muchos podrán darte esperanza y solución pero pocos solucionarán el vacío en tu corazón, para avivar la llama busca el...- Fue sumergiéndose a medida que terminaba la frase y le dio fin con el sonido del agua al sumergirse su aleta dorsal.


-Amor.- Acabó Yezalel con un nudo en la garganta.


El amor es pasión sin sufrimiento, es libertad sin condición, es un sentimiento retorcido y tan hermoso que... Suspiró... Anochecía ya en el reino del claro mejor será buscar cobijo para la noche sus criaturas no tardarán en renacer de la ocuridad...




Para Yezalel... Por si existe y realmente me protege, me da vida y alegría, si me inspira y me arropa... Gracias.

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